Trevelin

La historia de Trevelin comienza cuando a mediados del siglo XIX el gobierno argentino hizo una «invitación» a todo aquel pueblo europeo que quisiera poblar la Patagonia.
En respuesta el 28 de julio de 1865, un grupo de 153 inmigrantes galeses de distintos oficios (chacareros, mineros, carpinteros, etc.) arribaron a las costas de Puerto Madryn a bordo del buque «Mimosa».
Debieron sortear numerosas dificultades, ya que provenían de tierras húmedas como las de Gales, y debieron adaptarse a la aridez y la lucha contra el viento patagónico.
Con las Comunidades Tehuelches establecieron una buena relación a través del trueque y la mutua colaboración y los denominaban “hermanos del desierto”.
Intercambiaron con ellos conocimientos ya que los originarios eran expertos cazadores, hábiles para encontrar agua y vivir de la tierra, y los galeses construían hornos de barro para hacer el pan y la producción de manteca.
Un vivo ejemplo de esta relación fue la establecida por el pequeño John Daniel Evans y el hijo del cacique Wisel. Este «hermano» le enseñó tantas cosas de la región que pronto aprendió a cazar y proveer al sustento de su familia.
Siguiendo las descripciones del territorio hecha por los tehuelches, en 1883, John D. Evans, con Richard Davies, John Hughes y John Parry se internaron en busca de oro. En el recorrido fueron emboscados por araucanos de la tribu del cacique Foyel que venían huyendo de la persecución del ejército del Gral. Roca, los confunden con espías y logran dar muerte a Davies, Hughes y Parry. Evans, herido logra escapar con su caballo Malacara, quien realizando proezas, como saltar un barranco de 4 metros, salva a su dueño milagrosamente de la muerte.


El lugar se conoce hoy como «Valle de los Mártires», en donde posteriormente Evans erigió un monumento en memoria de sus compañeros caídos.
En 1885 arriba el primer molino harinero, que no dio muy buen resultado por su pequeño tamaño; en 1891 se instala el primer molino de Rhys Thomas siguiéndole luego los de John Daniel Evans, Martín Underwood entre otros.
El 30 de abril de 1902 se reunió en la Escuela N° 18 la Comisión de Límites. Sir Thomas Holdich fue el árbitro inglés, y los representantes de ambos gobiernos eran el perito Francisco P. Moreno por la Argentina, y el Dr. Balmaceda por Chile.





Cuando el árbitro inglés preguntó a los habitantes del lugar bajo qué bandera deseaban vivir, la decisión de los galeses fue unánime. Ese día Argentina ganó definitivamente 360.000 hectáreas de territorio.
En 1916 se instaló la primera red telefónica en la Colonia, y en 1918 se formó una sociedad encabezada por el mismo Evans entre otros, que compró un molino con capacidad para moler 600 kilogramos de harina por día. Este molino canalizó, durante mucho tiempo, el acopio, procesado y comercialización de la producción cerealera de la región, y fue alrededor de éste que creció TREVELIN.
El mismo año se firmó el pacto de DOLBRWYNOG, creando la primera sociedad de fomento para fundar el pueblo sobre la margen izquierda del río Percey, dejando el nombre de Colonia 16 de octubre para pasar a llamarse TREVELIN (del galés TRE – pueblo-, VELIN -molino).
En 1918 se resuelve la instalación de casas de comercio y talleres. La incipiente población ocupaba un cuarto de legua que era propiedad de los Señores Morgan, Evans y Owen.
Evans falleció el 6 de marzo de 1943, a los 81 años en su casa en Trevelin. Luego de su fallecimiento, la actividad harinera decayó hasta que, en 1953, el molino cerró. El edificio fue refaccionado y, en 1971, fue inaugurado el Museo Regional de Trevelin.
Los gaaleses llamaron Cwm Hyfryd «valle hermoso» y con el tiempo nos fueron dando otros apodos, como el Jardín de la provincia.
Hoy disfrutamos de un valle ciertamente hermoso, moldeado por los ríos Percy, Corinto y Futaleufú; enmarcado por cerros como el Gorsedd y Cwmwl o Trono de Nubes; Los Valientes, el NahuelPan o más allá el Cónico entre otros. Y el valle se extiende hasta encontrarse con el Parque Nacional Los Alerces.


Trevelin es entonces un pueblo con raíces galesas, enriquecidas por el paisaje, por la geografía, por la interacción con los pueblos originarios, por los aportes de inmigrantes de otras nacionalidades, como los españoles, los italianos, los sirio libaneses; un pueblo con impronta productiva, desde los antiguos molinos hasta los jóvenes viñedos; en los últimos años, también, las migraciones internas han traído hasta nuestro pueblo nuevos vecinos con ansias de una vida más sana, más cercana con la naturaleza.
Conocer Trevelin es conocer el Portal de Acceso al Patrimonio Mundial de la Humanidad; el Parque Nacional Los Alerces. Una ciudad marcada por la impronta de los colonos galeses y los pueblos originarios de la cultura mapuche-tehuelche.
Cada ingrediente de esta historia ha convertido a Trevelin en un pueblo de experiencias que vale la pena descubrir y disfrutar a fondo.



